El pasado 8 de marzo, la banda catalana Ankor conquistó Helsinki con su desbordante carisma y escandalosa energía.

El mundo conmemoraba el Día de la Mujer y en la capital finlandesa, cientos de amantes de la escena metalera se reunieron para ser testigos del poder de tres bandas con voces femeninas a la cabeza: A Dark Reborn, Conquer Divide y los propios Ankor.

El On The Rocks, un recinto en el corazón de la ciudad, estuvo a tope; por este sitio desfilan miles de bandas locales y extranjeras, pero lo que logró Ankor se sintió diferente.

La audiencia se desbocó en cariño, una audiencia que llegó a quedarse definitvamente con ellos desde el verano pasado con su actuación en el Tuska Festival.

Ankor destaca por un sonido alternativo que combina diversos elementos del metalcore con otras expresiones del género, han evolucionado hasta llegar a lo que hoy suena a un metal moderno, fresco y melódico. Con su «Shoganai Tour», Ankor está dejando huella pero también un mensaje: no le temen a crecer, a transformarse y a ser quienes son.

La vocalista, Jessie Williams, utilizó el micrófono para referirse al respecto, antes de interpretar «Shhh… I’m Not Gonna Lose It», recordó aquellas veces en las que la crítica les acusó de no tener un estilo y recordó contundente que la vitalidad de Ankor reside en atreverse a ser versártiles y darle al público algo genuino que sale del corazón de la banda, un corazón que experimenta sin ataduras.

Y el resultado es contundente, su audiencia responde a esa energía, la emoción que hubo solo tuvo momentos altos, como con el solo de batería por parte de Eleni Nota, la más reciente adquisición en la alineación de la banda; o ese momento en el que la inglesa Jessie Williams se trasladó a la pista para ser el centro de un moshpit.

Es innegable que los guitarristas David Romeu y Fito Martínez junto con el bajista Julio López, cobijan a la magnética cantante, no solo con su ejecución musical, sino con su presencia escenica y su camaradería, lo que termina por aglomerar un concepto que funciona de manera perfecta; la euforia de los músicos se contagia y su honestidad es palpable.

El extásis de este show apenas bajó cuando interpretaron sus piezas más emotivas y también al final, cuando se despidieron del escenario, no sin antes reconocer que éste fue también uno de sus conciertos favoritos. Hubo magia y complicidad, y de eso, de eso se trata la música.

A Dark Reborn y Conquer Divine

La noche tuvo dos actos previos, A Dark Reborn, cuya presencia es atrapante, un death metal core melódico, sí, así de ecléctico, en el que la vocal es fuerza pura.

Y qué decir de Conquer Divide, una banda estadounidense con una dinámica estruendosa, emotiva y apasionada.

La química de sus integrantes logra que el público construya una atmósfera bien disfrutable, en el que predominan riffs contundentes y melodías pegajosas de un metalcore que da ganas de bailar.

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