Nota del editor: Te entregamos este detallado Fan Report escrito con el alma de Mariana, una fan que narra su experiencia siguiendo los pasos de Placebo por México. Disfrútala.

Por Mariana Dalzell.- Placebo ha sido para mí el constante motivador de experiencias ricas en sustancia y esencia. Su más reciente visita a México no sería la excepción. Los side shows que ofrecieron en Ciudad de México y Monterrey previos a su presentación en el cierre del Festival Tecata Pa’l Norte son el claro ejemplo de que con esta banda se pondrá de manifiesto la pasión, la entrega y una travesía emocional digna de ser rememorada de por vida porque se da en el escenario y también en el público. 

Me parece increíble que una banda como Placebo, que llena el Palacio de los Deportes sin problema alguno, esté apostando por conciertos íntimos que agotan sus localidades en tan sólo un par de  minutos (por demás angustiantes). Sin embargo, el resultado ha dejado una marca a fuego en mis sentidos. Desde mi butaca en el Metropólitan y la valla del Showcenter sentí que estaba presenciando a mi banda favorita en la sala de mi casa. Con ese nivel de intimidad lo viví y con esa resonancia en mis sentidos me he quedado.

Teatro Metropólitan

El Teatro Metropólitan cuenta con asientos fijos numerados en todas sus zonas, así que para mí esto representaba una novedad puesto que yo nunca había visto a Placebo en un recinto con esas características. En la batalla campal para lograr esos boletos tuve la suerte de estar sostenida por dos amigas que posibilitaron mi asistencia a este concierto y tuve la gran fortuna de presenciarlo desde la fila 7 de la sección A1 que es, en realidad, una cuarta fila realmente cerca del escenario. Debo decir que lo que más valoro de este concierto fue la vista privilegiada que tuve porque me fue posible ver a Stefan y a Brian durante todo el concierto, no tuve ningún impedimento para apreciar a la banda. Hago hincapié en este hecho porque soy una mujer de escasos 1.52 de estatura y ver en los conciertos puede convertirse en una gran frustración.

En esta ocasión quienes se encargaron de abrir los conciertos fueron Big Special, el dueto inglés que acompañó a Placebo durante sus presentaciones en Latinoamérica. Desde algunas semanas previas a los conciertos yo había estado escuchando su música por streaming y me tocó ver que en Argentina, Brasil y Chile tuvieron muy buen recibimiento. La banda compartía fotos y videos en sus redes sociales y tenía grandes expectativas. No me decepcionaron. Son una banda que, sin estar enmarcados en el rock que tradicionalmente escucho, trae una propuesta que me resulta muy interesante. Lo que más resalto es su gran actitud en el escenario. Están próximos a lanzar su álbum debut el 10 de mayo. Los recomiendo ampliamente.

El setlist, track por track

Los acordes ya familiares de Forever Chemicals establecieron la atmósfera de confianza que hizo arrancar un concierto destinado al recuerdo de las poco más de 3000 personas que nos encontrábamos en el teatro. Beautiful James llegó inmediatamente para arrancar los gritos y los aplausos del público quienes no necesitamos más que la presencia de Brian y Stefan en el escenario para entregarnos. Ellos no tenían que pedir nuestros aplausos porque cuando lo hacían nuestros brazos ya estaban arriba llevando el ritmo de la música.

Mientras el concierto avanzaba quedaba de manifiesto que había algunos problemas con el sonido, no por la acústica del Metropólitan sino porque no era posible escuchar a Stefan. Tanto su micrófono como sus instrumentos no tenían el mismo volumen. Seguramente él se percató porque dio varias instrucciones a lo largo del concierto, sin embargo fue casi hacia el final que yo logré escuchar con claridad sus guitarras y su voz.

Cuando comenzó Happy Birthday In The Sky sacamos unas bonitas velitas de led a propuesta de un grupo de fans honrando al hermano de Brian. Quienes no tenían velitas utilizaron las lamparitas de sus celulares y, en conjunto, acompañamos a un conmovido Molko a lo largo de la canción. Brian, al notar las velitas, agradeció de manera no verbal pero notoria y sinceramente emocionado. Un momento por demás hermoso.

Aunque eché de menos las tres canciones que Placebo quitó del repertorio, celebré las que agregaron, no porque sean mis favoritas sino porque dieron un sabor distinto al concierto y, para quienes solicitan constantemente a la banda que agregue clásicos pudo ser refrescante que se integraran rolas de álbumes anteriores al actual, tales como Soulmates, Exit Wounds y Taste In Men, evidentes favoritas del público.

Hasta Surrounded By Spies había pensado que era un concierto que avanzaría sin grandes contratiempos con respecto a las grabaciones por parte del público. Desde donde yo estaba parecía que nadie estaba grabando. Algunas personas aprovecharon el uso de celulares en Happy Birthday In The Sky, pero no sentí que fuera nada desestabilizador. Sin embargo, cuando finalizó Soulmates Brian detuvo el concierto porque alguien a quien identificó como “Sunglasses” estaba grabando sin pudor alguno. Brian compartió su desagrado por el hecho y con enojo hizo saber que si no se detenían las grabaciones con celular (señaló hacia distintas zonas del teatro) él se iría. Después de unos minutos y de alguna acción tomada por la seguridad del teatro y de Placebo, el concierto continuó con la versión más anticlimática de Sad White Reggae. Lamenté terriblemente que justo esa canción fuera el regreso de la interrupción porque  no sonó con su majestuosidad acostumbrada… o no la pude sentir y es una de mis canciones favoritas, no sólo de Placebo.

Sin embargo, Brian se relajó después de la pausa y el concierto comenzó a subir y subir de la forma en que Placebo nos ha acostumbrado. Aunque Stefan parecía distante. Casi no tuvo interacción con el público, no presentó a la banda en ningún momento ni tuvo intenciones de bajar a la primera fila como había estado haciendo en los conciertos de la gira latinoamericana. Claro, el Teatro Metropólitan no tiene valla y eso lo pudo haber disuadido.

Exit Wounds sonó espectacular una vez que ya podíamos escuchar la guitarra de Stefan que unió fuerzas con la de Brian para generar un momento descomunal en el puente de la canción como preparación para ese último y sentidísimo “want you so bad I can taste it but you’re nowhere to be found…”

La sensación de cercanía con Placebo fue capaz de generar en mí nueva vida para cada canción. Disfruté como nunca Scene Of The Crime, una canción que no identificaría dentro de mis favoritas, hasta sentí que la había entendido por primera vez. Taste In Men fue sensual y energética en el encore, dando paso a una exquisita interpretación de Fix Yourself. Después del cierre con Running Up That Hill, Brian y Stefan nos regalaron sus alucinantes melodías electrónicas y se fueron sin grandes despedidas. Fue extraño, incluso pareció un final un tanto frío, pero la música había hecho lo suyo y salimos del recinto con sonrisas enormes y la energía hasta el cielo. Había quienes, como nosotras, contaba con la certeza de verlos dentro de dos noches un pequeño recinto en Monterrey, Nuevo León.

Showcenter Complex

No teníamos idea de lo que este concierto en Monterrey nos tenía preparado. Fue uno con marcados contrastes entre lo humano y lo divino, la ira y la paciencia, lo íntimo y lo público.

Aquí sí tuvimos que llegar con muchísima anticipación para luchar por un lugar en la valla, el cual logramos, pese a que la organización del recinto dejó qué desear porque no respeta del todo la buena organización de lxs fans además de favorecer a los varones para su ingreso.

Big Special tuvo mucho mejor recibimiento en Monterrey, tal vez porque ya los habíamos escuchado antes en el Metropólitan o simplemente porque hubo mejor conexión. La interpretación de Trees fue muy potente y prendió mucho a la gente. Joe Hicklin y Callum Moloney hicieron un muy lindo cierre. Fueron muy agradecidos con el público, con Placebo y con su staff. Se animaron a convivir con fans al finalizar el concierto, dieron espacio para todas las personas que se acercaron a tomarse fotografías con ellos y a pedirles autógrafos.

Un momento clave en este concierto vino justo de la mano de Big Special, Joe Hicklin al ver que el personal de seguridad del Showcenter estaba evitando el uso de celulares para grabarlos o tomarles fotografías solicitó directamente a uno de ellos (a “laser guy”) que permitieran que el público lo hiciera si lo quería. De hecho lo alentó porque dijo enfáticamente “we need the press”. Ese momento me enterneció mucho porque ellos, a pesar de estar en una de las portadas de la Rolling Stone UK como The Future of Music siguen requiriendo del boca a boca para dar a conocer su música en una industria que se mueve de forma muy diferente hoy a cuando Placebo comenzó su carrera.

Pensé que eso haría que hubiera muchísimos celulares afuera cuando comenzara Placebo, pero no fue el caso, además de que el staff de la banda se encargó de limitarlos lo más posible.

En oposición con el Metropólitan aquí, desde un comienzo, el sonido de Placebo fue impecable, tanto así que frente a nosotras había una bocina que comunicaba con nitidez los instrumentos de Stefan, y eso que nos encontrábamos del lado de Brian.

El concierto comenzó potente y fluía con toda alegría hasta que comenzó Bionic. Brian detuvo la canción para reclamar a “muchacho y muchacha” (así, en español) por estar grabando a pesar de la solicitud expresa de la banda.  En esta ocasión Brian dijo que tenía todo el tiempo del mundo y que podía esperar hasta que dejaran de grabar. No amenazó con retirarse en esta ocasión, él quería seguir el concierto pero no estaba dispuesto a permitir que se siguiera grabando. Este momento se prolongó más que en Ciudad de México y fue tan sólo el comienzo de una serie de miradas retadoras, señas obscenas, cambios en las letras por parte de Brian para dedicarlas a estas personas que no dejaban de grabar. Esos intercambios sí llegaron a ser un elemento distractor, sin embargo, la banda sonó increíble y el público estaba con la mejor disposición. Placebo pone todo el empeño en su ejecución para que las canciones suenen impecables y, a pesar de las distracciones, aquí no fue diferente.

Stefan se veía feliz, relajado y entregado. Brian, a pesar de sus enojos también estaba contento. Sonreía ampliamente al intercambiar sus guitarras con el staff y nos dio momentos realmente apasionados como en Twin Demons y Exit Wounds. En esta última parecía tener a la persona a quien se la canta justo frente a él. Sus expresiones fueron magníficas y le imprimieron a la canción un matiz casi de ópera rock posibilitado por la expresividad de Molko. Así que en este concierto nos tocó apreciar en el escenario al Señor Hyde pero también vimos a Jekyll.

Durante esta presentación de Placebo tuve la sensación de que, probablemente, no vuelva a escuchar algunas de las canciones que se estaban interpretando esa noche porque no sabemos hasta cuándo seguirán promocionando Never Let Me Go, así que hice un pequeño cierre en mi corazón con las canciones que más amo, en particular con Beautiful James, Sad White Reggae y Fix Yourself que sonaron a mis oídos más fantásticas que nunca. Las guardé en mi pecho para rememorarlas con ese vigor y deleite. Sad White Reggae fue particularmente dulce ya que en la parte en que Brian canta “I got a message for Jane float on a feather, I hope the kids are okay now for the kicker” Brian miró al cielo prolongadamente (no de forma breve como en otros conciertos).

Infra-Red llegó como una avalancha porque la banda estaba totalmente en el momento. Fui terriblemente feliz con los “Sing it!!!!” de Brian para que coreáramos “Someone call the ambulance” porque tan sólo rememorarlos me pone la piel chinita. Fue uno de los momentos más emotivos de la noche. Una vez que terminó Infra-Red y se hizo la pausa en preparación para el encore, Brian salió con su personal de seguridad para señalar de forma específica a las personas que lo estaban incordiando. En un tiempo que pareció muy largo la seguridad de Placebo y del Showcenter tomaron cartas en el asunto. No sé a detalle qué sucedió pero Brian regresó a interpretar Taste In Men con una alegría contagiosa. A partir de ese momento surgió del escenario una energía pafticular que me hizo vivir el mejor encore de Placebo en mi vida. Esa congregación que manifiesta un hechizo único cada que interpretan Fix Yourself abrió un portal al placer. Stefan bajó a entregarse amorosamente a la valla, se detuvo con cada grupo de fans y nos dedicó tiempo, miradas, acordes y su sensualidad. Brian miraba feliz desde el escenario, parecía un voyerista descarado que observaba la intimidad de la interacción de Olsdal con el público. Las sonrisas y la seducción se prolongaron todo el tiempo que la banda quiso mientras el outro de Fix Yourself seguía sonando y acariciando a quienes nos encontrábamos ahí para sentirlo.

No puedo dejar de pensar en la frase que canta Brian en su más reciente colaboración con Tinlicker: “rage is love with nowhere to go…”. En este concierto se manifestó la ira hasta que encontró adónde ir, adónde colocarse y expresarse libremente, mientras nos hicieron el amor.

Esa intimidad y cercanía con Placebo me los mostró lo más humanos que los he visto en mi vida. Fue ahí en la barrera, ese sitio en que conviven lo divino y lo humano, que Placebo se entregó en carne y hueso, con sus emociones a flor de piel, como dioses y como personas. Gracias Bill, Nick, Angela y Matt por acompañar a Placebo en la transmisión de su gran poder. Gracias Brian y Stefan por ser amor entero, suave y violento a la vez, pero profundo y vibrante. Son inmensos.

Escucha el concierto de Monterrey aquí:

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