La promesa anunciada se cumplió, Jonne Aaron trajo de vuelta al escenario a la banda que le abrió camino en la música hace ya 20 años: Negative.

La noche del sábado 17 de febrero, el ahora solista finlandés celebró su cumpleaños como se imaginó, con una fiesta donde no sólo invitó a sus ex compañeros de éxitos sino con una gran velada donde los asistentes que llenaron el Pakkahuone fueron los más consentidos.

Jonne Aaron cumplió 40 años en agosto pasado y al mismo tiempo, su carrera en la industria musical llegó a los 20. Para la celebración eligió a su ciudad natal Tampere, para la que preparó un programa compuesto por hora y media de las canciones que le han consolidado como solista y estrella del pop regional y casi una hora más con la sorpresiva reaparición de Negative.

La Historia

Corrían los primeros años del milenio, era 2003 cuando la banda oriunda de la segunda ciudad más importante del país nórdico lanzaba su primer disco; a Negative le bastó una década para colocarse en el mapa mundial como bandera de la calidad del rock finlandés. Su popularidad en varios rincones del planeta estaba en un punto alto hasta que, de repente, se apagó.

Tuvieron que pasar 10 años más para ser testigos de la rencarnación de esas mieles. Negative sobre el escenario movió los engranes de un gran carrusel de recuerdos, nos hizo pensar en la resignificación de las emociones y en la terca inmutabilidad de algunos otros sentimientos.

El anuncio previo en redes sociales sobre la inclusión de canciones de Negative en su setlist no tenía detalles; no se sabía si intercalaría algún par de sus más reconocidos singles o si haría alguna adaptación con los músicos que le acompañan actualmente en su carrera en solitario.

Durante la primera mitad del concierto, Jonne interpretó canciones como Kirosanoja, Ota Mut, Syytön, Sitten Kun, Sydämen äänet y la coreadísima Yksin, hubo entonces un breve receso para desconectar y conectar instrumentos. En ese punto se adivinaba lo que venía, un set aparte con Negative en su esplendor.

Fue un dos por uno, un contrastante recorrido del presente al pasado en poco más de 120 minutos, durante los cuales el público nunca bajó la frecuencia de su entusiasmo.

La alineación de este Negative contó con el baterista Janne Heimonen, el bajista Antti Aatamila y el teclista Janne Kokkonen, en la guitarra se incorporó como elemento novedoso al joven y virtuoso Sampsa Rättäri.

El setlist de NGT

Still Alive abrió el setlist de nueve canciones, le siguieron Moment of our Love y Frozen to Lose it All; llegaron también In My Heaven, Won´t Let Go y Planet of the Sun; para Believe los ánimos tocaban el altísimo techo del venue; entonces, End of the Line y MyMy/HeyHey fueron las encargadas de volver a cerrar esta cápsula del tiempo que trajo consigo una lluvia de memorias en explosión.

La noche de anoche nos recordó que la vida no se detiene pero que, afortunadamente, la música tampoco. La nostalgia golpeó en seco en los rostros de muchos de los presentes, las sonrisas, los pucheros y hasta las lágrimas evidenciaron a los fans de Negative que estuvieron ahí, como instrusos, como viajeros del tiempo, como una ola que, al final, se levantó en ese mar de fans de la carrera solista del cantante.

Fue así una fiesta en la que hubo una convivencia abierta entre dos públicos unidos por el talento del mismo artista, el magnetismo de Jonne es innegable en sus dos facetas, Jonne a sus cuarenta años muestra la misma mirada azul y transparente, la mirada de un hombre que en la música ha encontrado su forma de conectar con el mundo. Un deleite. Una noche inolvidable y una lección sobre la relatividad del paso de los años.

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