¿Es aquí donde se pueden ver las luces del norte?, preguntó Conor Mason, el vocalista de Nothing But Thieves durante su presentación estelar como parte del Helsinki Festival.
Los originarios de Essex dieron un concierto con lleno total en un recinto ubicado en una famosa bahía de la capital finlandesa. Ahí, entre aplausos que no cesaban, el cantante bromeó sobre regresar en Navidad para cazar auroras boreales y por qué no, dar otro par de conciertos, pues se declaró impresionado por la respuesta de la audiencia.

NBT formó parte de la oferta internacional de este festival en el que agotaron entradas, afuera del lugar hubo incluso uno que otro fan que, con cartulina en mano, recorrió la zona en búsqueda de boletos sobrantes.
Nothing But Thieves demostró también en Finlandia que es una de las bandas indie más consagradas de estos tiempos, la precisión con la que ejecutan su repertorio merece cada ovación y demuestra por qué a 10 años de su primer disco, hoy son referentes de su género.
La gira con la que promueven su cuarto trabajo titulado Dead Club City ha ido bien en cada ciudad y festival que han pisado y Helsinki no fue la excepción.
Desde el arranque con “Welcome to the DCC”, el espíritu jovial no abandonó la noche, «Futureproof», «Is Everybody going Crazy» y «Trip Swicth» parecían coreografiar saltos entre extraños, también llegó un respiro con «Particles», una de las canciones más coreadas del set.
Los tracks más recientes tuvieron tan buena suerte como los singles de antaño, y es que «City Haunts», «I Was Just a Kid», «Keeping you Around» o «Sorry» mantienten la atención de cualquiera, la instrumentación robusta y exacta, la manera en que construyen su en vivo entre la simpleza y lo prolijo, y la magia en la voz, son elementos clave para hacer de su show algo imperdible.
A esto hay que agregar que el vocalista sabe usar su carisma para conversar con el público y generar momentos de risas, ternura y gratitud.
El encore incluyó temas como «Unperson», «Tomorrow is Closed», «Overcome», «Impossible» y la que no podía no cerrar la jornada: «Amsterdam».
Si bien el concierto se sintió corto (llegaron apenas a la hora con 20), Nothing But Thieves dejó bien claro que la fuerza, la energía y el espíritu libre de su propuesta se ha fincado ya en muchas partes del mundo.
No hubo luces del norte esa noche de verano pero sí luz en un montón de rostros que no dejaron de bailar, cantar y disfrutar de la música de estos chicos que siguen subiendo los peldaños del reconocimiento en su escena.
Te dejamos esta galería.














Deja un comentario