Ante miles de seguidores de su groove metal, Lamb of God hizo muestra de su poderío la noche de este martes, en un Palacio de los Deportes casi lleno en su totalidad.

Aún cuando eran el plato fuerte, las dos agrupaciones que les antecedieron en el escenario tuvieron un recibimiento potente, todos aderezando lo que fue una jornada de violentos y entregados moshpits.

Knocked Loose abrieron la cortina con un hardcore que empezó a recorrer los cuerpos de los presentes en forma de gritos, saltos y manotazos; los originarios de Kentucky se dijeron sorprendidos y contentos de estar por primera vez ante el público mexicano, un público que respondió con energía a un setlist de 11 canciones.

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Parkway Drive, la cátedra del metalcore

Tras una veloz pausa para limpiar, acondicionar y dejar listo el escenario, aparecieron los australianos Parkway Drive, una banda que, a decir por la fuerza de los coros de la audiencia, era de las más esperadas.

«Wild Eyes» dejó en evidencia que tienen una sólida base de seguidores mexicanos, desde la pista y entre las gradas, las muestras de amor eran visibles, el cantante Winston McCall, quien lució un atuendo en blanco que lo hacía destacar su presencia, respondió con alegría al calor del público y llamó numerosas ocasiones a formar circle pits, todas sus instrucciones fueron atendidas.

Su set se conformó también por 11 piezas, todas en su punto más alto, la agresividad de esta banda es refinada, es precisa, es capaz y merecedora de no ser banda de apertura.

Lamb Of God: La joya de la noche

El reloj avanzó para marcar la hora esperada, Lamb of God llegó a cerrar la noche con fuego, luces enceguecedoras y cuellos listos para quebrarse. La escenografía fue espectacular, al fondo el logo de la banda y al frente pirotecnia que parecía alinear a un ejército de dragones escupiendo lumbre.

La energía estalló cuando se dejaron escuchar los primeros acordes de “Walk With Me In Hell”, el rugido unísono rebotó por todo rincón del Domo de Cobre y las cervezas volaron de costado a costado en ell área general, en una especie de catarsis masiva que daba escalofríos.

Randy Blythe, el frontman, orquestó desde su pedestal y con los más mínimos gestos, esos rituales del metal que desafían a cualquier que diga que este género no se «baila». Moshpits, crowdsurfings, wall of deaths, el público corría, brincaba, cerraba los ojos mientras cantaba, arañaba el aire caliente y sudaba entre sonrisas y dientes apretados de rabia.

Una manera de cerrar la noche digna de recordar y de llevarse el galardón como uno de los mejores shows de metal en lo que va de este 2023.

Reconocimiento a los promotores que apostaron a reunir a tres bandas así de distintas, capaces de regalar al público una satisfacción absoluta, una logística impecable y unas ganas innegables de que más de estos shows se lleven a cabo,

Setlist: