Por octava ocasión, Qstock agotó sus entradas. Fueron alrededor de 40 mil personas quienes se reunieron en Kuusisaari a pesar de la latente amenaza de un virus que tiene de cabeza al mundo.

El festival celebrado en Oulu, una ciudad al norte de Finlandia, convocó a decenas de miles de asistentes durante los dos últimos días de julio. Esta vez, la tradición de cantar y bailar bajo el cálido rayo del sol se rompió, al menos durante el viernes, en el que todos tuvieron que hacerse de un impermeable para repeler una lluvia que no cesó durante horas.

A lo largo y ancho del recinto, un adorable espacio abierto cercano a la playa, se instalaron seis escenarios en los que desfilaron destacados artistas del pop y rock finlandés.

Nuestra primera parada fue el escenario principal en el que se presentaría Ellinoora, una cantautora oriunda de Oulu que tuvo que enfrentar las inclemencias del tiempo.

La lluvia insistente terminó por dejarla en silencio, los seguidores empapados y sin ganas de perderse el show fueron quienes avisaron a la cantante sobre las fallas de sonido, ella paró y los ingenieros de audio salieron con bolsas de plástico a cambiar cables y devolver la magia a los micrófonos.

El show de una hora estuvo coreado de principio a fin, de la audiencia se percibía una suerte de deseo colectivo por hacerla sentir bienvenida a casa.

La intérprete que parece crear a su alrededor un mundo fantástico de algodón de azúcar, salió de este pequeño pueblo finlandés a conquistar otras coordenadas del país, desde entonces, cada una de sus canciones se han convertido en éxitos, en su propia voz o en la interpretación de otras estrellas que recurren a ella como compositora.

Su sonrisa era la de una niña que vuelve con los sueños hechos al lugar que la vio soñarlos.

ENTRE EL POP Y EL ROCK

Del otro lado del lugar, el público gritaba las canciones de Lost Society, mientras en el escenario Kaleva empezaban a concentrarse los seguidores de Stam1na.

El metal de Stam1na terminó por sacudir el agua, literalmente, el moshpit tuvo pocos intervalos de descanso, los asistentes no dejaron de circular en esas danzas enérgicas que le quitan el frío a cualquiera.

Amorphis y Vesala, otros metaleros y una importante figura del pop, respectivamente, llegaron a consolidar el sentimiento de orgullo de los presentes respecto a los productos musicales que exportan. Escucharlos cantar en finés cualquier canción del repertorio era como escucharles entonar un himno.

La lluvia, aunque menos intensa, parecía no claudicar. A estas alturas, con suerte tendríamos asegurado un resfriado. Los puestos con dispensadores de alcohol en gel estaban por todos lados, sin embargo, usar mascarillas para evitar contagios de coronavirus era solo una sugerencia.

En los accesos al festival, personal regalaba cubrebocas que algunos rechazaban, la mayoría de los asistentes eran jóvenes, entre quienes los niveles de contagios han ido en aumento con la propagación de la nueva variante.

Sin embargo, este festival es para los locales una fiesta de verano que tuvieron que pausar el año pasado. Ni el covid ni la lluvia les quitarían las intenciones esta vez.

UNA NOCHE DE FUEGO

La noche se acercaba y con ella, dos de los shows más esperados. El de Blind Channel, una banda de jóvenes que saltaron a la fama internacional por su reciente participación en el concurso Eurovision y el de Nightwish.

Blind Channel también originarios de Oulu, convocaron a fans y amigos, que aprovecharon la oportunidad para ir a vitorear y aplaudir el éxito de sus excompañeros de escuela.

Los seis jóvenes miembros de Blind Channel, quienes denominan su música como “pop violento” son transparentes en su hambre de éxito, apostaron a cantar en inglés y después de varios intentos, parece que han encontrado la ecuación perfecta entre sonido e imagen para ser una de las nuevas apuestas de Finlandia para conquistar otras latitudes.

Su setlist no dio respiro, más allá de la conocida “Dark Side”, el repertorio que han construido es sólido, y no, no descubren ningún hilo negro, pero son precisos, contundentes y cien por cien disfrutables.

Si queremos hablar de maestría, hay que saltar al escenario principal, en el que Nightwish puso a sus pies a todos para cerrar la noche. Este fue su primer concierto masivo luego de casi tres años (si no tomamos en cuenta el “show secreto” que dieron dos días antes en el Teatria de Oulu bajo un seudónimo).

Nightwish actuó antes y bajo la identidad alterna de Nevsky & The Prospects “la banda de covers de Nightwish más popular en Rusia” en un pequeño recinto al que llegaron sus fans que nunca se tragaron el cuento. Ahí fueron 3 mil personas de audiencia quienes les ayudaron a hacer el calentamiento para su multitudinaria presentación del viernes en Qstock y las subsecuentes fechas de una gira mundial que promete lo que siempre cumple Nightwish: potencia sonora y visual.

En Qstock fueron los dignos elegidos de cerrar la primera jornada con un setlist de hora y medio en el que la energía cubrió todas las expectativas.

Planet Hell, Dark Chest of Wonders, I Want my Tears Back, Nemo y muchas otras imperdibles fueron perfectamente ejecutadas por la banda de Tuomas Holopainen a la que la neerlandesa Floor Jansen llegó a imprimirle su sello.

En las primera filas ya no existían ni intenciones de poner distancias convenientes, las partes traseras de la pista se llenaban de grupos de amigos que entre cervezas y con la ropa aún mojada bailaban, cantaban y cerraban los ojos para sentir el calor de la música, las letras y la impactante pirotecnia, que, aún en la distancia, te hacía sentir como si estuvieras ante el aliento de un dragón.

Desde el imponente escenario se apreció el momento de éxtasis, los músicos en trance ejecutando “The Greatest Show on Earth”, los brazos abiertos de la cantante recitando un poema acompañado de una melodía poderosa, hipnotizante, abrazadora.

We were here!
We were here!
We were here!
We were here!

Gritó una y otra vez Jansen. El cielo estalló, los gritos hacían juego con las luces de despedida y de repente llegó un perturbador adiós. El silencio que acompañó los pasos de quienes abandonamos el lugar.

Todavía sonaba la música en nuestras cabezas. Sí, estuvimos, estamos aquí.

DÍA DOS

La tarde del sábado, la ciudad de Oulu estaba lista para su segunda jornada de fiesta musical. El tiempo mejoró, la lluvia se había ido y el termómetro marcaba unos 20 grados de buenos presagios. Los asistentes llegaron a través del puente que conecta al centro de la ciudad con la sede del festival, no se apresuraron, el show más esperado era el de JVG, un dúo de raperos originarios de Helsinki que cerrarían la edición de este Qstock.

En los diferentes escenarios se presentaron también Sanni, Gasellit, Alma, Chisu, Erika Vikman, Battle Beast, Kaija Koo y Apocalyptica, entre muchos otros.

UN ESPACIO PARA NUEVOS TALENTOS

El Qstock abre espacios a todos los géneros y no teme en darle oportunidad a los nuevos talentos. Fue el caso de Noira, una agrupación conformada por Petja Haapaniemi en la guitarra, Petri Inkinen en la batería e Inka Halme en la voz.

Inka Halme incursionó con bastante éxito en el pop de Finlandia durante el pasado, sin embargo, hoy ha encontrado inspiración para desarrollar su talento con un concepto mucho más oscuro.

Noira es una banda joven de metal que va y viene entre lo melódico y lo agradablemente torcido, con apenas dos sencillos lanzados, tuvieron su primera presentación en vivo en este festival, en el que dieron muestra de su capacidad de encajar pronto en el mercado internacional (trabajaron incluso con el danés Jacob Hansen (Amaranthe).

Mientras Noira se presentaba ante apenas un centenar de agradecidos nuevos conocedores de su música en vivo, en un escenario mucho más grande se preparaban para recibir a la sensación del pop finlandés, Kaija Koo, una mujer que ha hecho de cada canción suya, un éxito coreable por mujeres, hombres, jóvenes y veteranos.

Probablemente, Kaija Koo sea una de las artistas que más ha aprovechado el regreso a los festivales en Finlandia, no ha descansado y ha sido parte del line up de muchos de los eventos de este verano. Para esta artista con casi cuatro décadas de experiencia, dominar el escenario parece cosa de niños.

Su seguridad se sustenta en los muchos número 1 que ha alcanzado en la escena finlandesa de la música popular. Sabe conectar emociones con la audiencia con una sencillez magistral.

Apocalyptica

En el escenario principal se anunciaba ya a la banda que recibiría al atardecer: Apocalyptica. Una de las agrupaciones finlandesas con mayor éxito a nivel global, los finlandeses tenían planeada una gira internacional para promocionar su noveno disco de estudio CELL-O, la cual, por obvias razones pandémicas, se vio interrumpida.

Eicca Toppinen, Perttu Kivilaakso, Paavo Lötjönen y Mikko Siren pisaron el escenario del Qstock con la naturalidad que les dan sus más de 20 años de carrera, esta vez, acompañados por el intérprete Tipe Johnson, quien dio voz a algunos de los éxitos que han conseguido con las colaboraciones de consolidados vocalistas de diversas bandas.

Animados por el cello metal de Apocalyptica, no quisimos perdernos a Battle Beast, quienes pudieron retomar la promoción de su quinto álbum No More Hollywood Endings, lanzado en la primavera de 2019. Este disco llegó directamente al número uno en Finlandia y la gran energía de los músicos en el escenario no deja lugar a dudas sobre las razones de su éxito.

Mención aparte merece la carismática vocalista Noora Louhimo, que le imprime un sentido literal al concepto del power metal. Su poder vocal nos acompañó hasta la salida del festival. Su fuerza e histrionismo te sacan sonrisas entre los puños levantados. Y te garantizamos algo: si crees que el metal no se baila, prueba con ellos y luego nos cuentas.

Hasta el próximo año

El Qstock se llevó a cabo a pesar de todo. Los asistentes lo agradecieron y, aún con cancelaciones de último momento como el de la multipremiada cantante BEHM, no se estropearon los ánimos.

Vivimos un viernes lluvioso y un sábado cálido en el que nos permitimos jugar con coronas de flores y festejar un verano al que nos aferramos, lleno de baile, canciones, saltos, amigos, amor, música y esperanzas.

¡Nos vemos el 2022!

Texto y fotos por Karina Coss
Agradecimientos especiales a A. Juntto

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