Por Karina Coss

La primera vez que quise ir a un Helldone era un sueño inalcanzable. La segunda, los planetas estaban alineados a mi favor para lograrlo, pero HIM no lo hizo. Fue hasta el 2012 que todo cayó en su sitio y la posibilidad de irme al otro lado del planeta para ver a HIM se concretó.

Planear tus vacaciones de fin de año con la idea de cerrar en el Tavastia de Helsinki es una maravilla. Esta vez -la tercera en que iría al festival-, estaba cargada de muchas emociones frescas. HIM había venido a mi país en 2014 y yo me las había arreglado para estar en las dos ciudades donde tocaron.

La decisión vino cuando anunciaron 8 conciertos en Estados Unidos también para el último mes del año. En Finlandia se anunciaba que HIM tocaría sólo una noche cuando las veces anteriores había tenido la oportunidad de verlos 4 noches consecutivas. Cambio de planes. Parecía mejor ir a mi país vecino y recetarme unas 4 fechas del tour.

Al final decidí que no. Darle click a Ticketmaster no me hacía TAN feliz como darle click al Tiketti (la versión finlandesa de esta empresa expendedora de boletos concerteros). Nada como ver a HIM en su tierra, en Año Nuevo y en el lugar que los vio nacer. Aunque fuera solo una noche, iba a ser LA NOCHE. Lo intuía y no me equivocaba.

Pero ya lo saben mis contactos del Facebook que dicen que todo el tiempo hablo de HIM, o las personas que se meten conmigo porque “voy hasta Finlandia solamente para ver a un grupo”, estoy en toda la disposición de permitir que mi extremo fanatismo me lleve a otros lados, me conecte con gente maravillosa de otros países y me regale experiencias que de otra manera serían imposibles. Es un gozo que no todos tienen que comprender.

En mi fanatismo desmedido sacrifiqué una semana de intenso turisteo por Helsinki y las canjeé por una fecha del tour norteamericano. Así, terminé en Las Vegas esa noche del 19 de diciembre para verlos en el House of Blues, me volví después a México para cambiar la maleta pequeña por la grandota y partí a las heladas tierras de HIMsinki.

La euforia de Las Vegas todavía no se apagaba. El cierre del Love Metal Archives Tour era justo la fecha que tenía que atender, excelente setlist, acogedor recinto, bueno, hasta tuvo streaming por Yahoo y Ville estaba de buen humor (broma). Esa noche se me olvidó que traía mi cámara para hacer fotos con la confianza de que la transmisión por Internet sería la mejor documentación posible.

En ese viaje express conocí a maravillosas personas y los días consiguientes tuve la suerte de convivir con ellas, aprender a usar las máquinas de casinos, conectar de inmediato con rostros que hasta entonces eran sólo fotos del Facebook. Dicen que lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas, pero la verdad es que yo me traje en mi corazón a nuevas amigas y recuerdos que no voy a soltar pero para nada.

Estábamos en eso de que la tercera es la vencida y en que en los temas del Helldone aplica para mí en algunos aspectos. Fue la vencida en conocerme ya los trucos para no caerme en el hielo, para saber dónde comer sin problemas de horario, para no perderme en la madrugada el último camión o para no confundir 5 euros con 50 a la hora de pagar una Coca Cola. Pero no, en temas de HIM siempre es mi primera vez, así que aunque tenía la oportunidad de estar en el balcón, sentadita y bebiendo para verlos cómodamente a una moderada distancia, me quedé la noche del 31 en la primera fila, 4 horas, con las rodillas y la espalda susurrándome que mejor me fuera a sentar y dejara de ser tan exagerada. Pero no les hice caso y volví a gritar la cuenta regresiva para recibir el Año Nuevo con mis músicos favoritos desde el mismo lugar que lo hice en 2012. Aquí el relato, día a día.

29 de diciembre

Para celebrar sus ya dos décadas, el Helldone se anunció como un festival variado. No se iba a tratar de la repetición del mismo show una tras otra noche. Se conformó uno de los carteles más interesantes y atractivos de los últimos tiempos: Paradise Lost, Daniel Cavanagh de Anathema, The 69 Eyes, Children Of Bodom, Kuolemanlaakso y Reckless Love llegaron a darle color al fin de año finlandés.

Tan sólo unos días antes, se anunció por Facebook que al lineup se sumaban dos grandes sorpresas: el desconocido proyecto Rambo Rimbaud y el regreso de Daniel Lioneye a los escenarios.

La primera noche del festival tenía como acto abridor a eso de Rambo Rimbaud. Los fansfromhell sabíamos ya quién era Rambo Rimbaud, pero no teníamos claro QUÉ era. Así, a eso de las 9:30 de la noche, el alter ego de Ville Valo apareció frente a nosotros para ofrecer un setlist tan corto como único. Su persona no era sorpresa, lo que hizo, sí.

La calidad vocal del frontman de HIM fue puesta a merced de los más despiadados críticos. Y si a eso le sumamos el nivel de emotividad que alcanzó en sus interpretaciones lo único que podemos concluir es que no hay video de Youtube que le haga justicia.

Antes de que apareciera, ya veíamos desde nuestros sitios la emblemática y verde guitarra acústica de Ville. El micrófono de estudio y los amplificadores apilados le daban a la escenografía un toque de intimidad. Entonces apareció Rambo Rimbaud, con  su rostro sereno y musitando un saludo. Se colgó la guitarra y empezó, concentrado, con Solitude de Black Sabbath.

Se hizo el silencio. Los flashes chocaban con los párpados cerrados del cantante. Rambo Rimbaud abrió sus ojos para apretar los labios y hacer un gesto de agradecimiento con la cabeza ante los aplausos.

La siguiente, segunda y última canción fue Song to the Siren, una pieza que ha sido versionada por diferentes voces. Apenas y tuvimos unos segundos para manejar esas cosquillas que se sentían, cuando la voz del personaje frente a la audiencia se desgarró con versos que hablaban de soñar con que sueñan contigo y de suplicar por dar y recibir abrazos. De esperar.

Here I am, here I am waiting to hold you. Oh my heart, oh my heart shies from the sorrow... cantaba Rambo Rimbaud y la voz le salía desde algún lugar de donde hace mucho parecía que las notas tenían ganas de gritar.

Entonces se fue. Había caras de sorpresa, otras de tristeza y otras con sensación de abandono prematuro. Conocimos quién y qué hacía Rambo Rimbaud y nos quedamos con ganas de más. Ya el tiempo dirá.

La noche del 29 siguió con The 69 Eyes y Paradise Lost. De entre el público se notaba que muchos iban por los primeros. La lista de canciones que prepararon éstos para el Helldone estuvo llena de ésas que les han dado popularidad como Wasting The Dawn, Dance D´Amour o Lost Boys.

Luego llegaron al escenario los británicos de Paradise Lost con toda su experiencia respaldándolos, para entonces, su público cautivo estaba ya hasta las primeras filas, mientras otros deambulábamos por el Tavastia, eufóricos por la primera noche de un festival que iniciaba con el pie derecho.

Afuera nevaba y la entrada del club estaba curiosamente decorada con montañitas de colillas de cigarros. Pasaban de las 3 de la madrugada. Salimos entre abrazos, comimos hot dogs callejeros madrugadores y nos despedimos para ir cada quien a su habitación de hotel. Algunos no dormimos. También los mejores momentos te saben quitar el sueño.

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