Por Karina Coss
Anunciada, esperada y lanzada como una película para ver a Metallica “como jamás los habías visto”, llega a las salas de cine Through The Never, un concierto hecho película, una película que parece concierto, una historia musicalizada con un acto en vivo o una acto musical en directo vestido con una trama fílmica. La verdad es que no hay consenso.
Pero, si no nos ponemos de acuerdo sobre en qué género la encasillamos, al menos podremos coincidir en que ver a Metallica en cine 3D es algo que sólo a través de esta producción, -a cargo de su director, Nimrod Antal-, nos será posible.
Aunque aquí en México ver a la banda estadounidense de probada trayectoria en el rock fue una realidad (baste recordar las maratónicas presentaciones en el Palacio de los Deportes), hay que decir que si eres fan, es una excelente oportunidad para vivirlos de una manera diferente, (y también si no lo eres).
La cosa va de lo siguiente: serás testigo de la interposición de imágenes de un concierto de la banda grabado en Canadá con una historia surrealista que tiene como personaje principal a un adolescente de nombre Trip, interpretado por Dane DeeHan, quien en esta ocasión la hace de un chico que trabaja de encargadero del Staff de Metallica.
El chavito tiene la suerte -o al menos eso parece en los primeros cinco minutos-, de andar en el backstage y hacerle los mandados a su grupo favorito. El gusto le dura lo que la primera canción, cuando se une a los miles de fans para cantar a todo pulmón y es entonces que, en ese preciso momento, le cortan la inspiración, pues debe dejar el show para lanzarse a una misión especial.
Con un mapa en mano, un garrafón de gasolina, una vieja camioneta y un particular personaje que le acompañará a lo largo de la aventura, emprende el viaje. ¡Y vaya viaje!, a través del largometraje, el espectador se adentra a un entretejido de simbolismos: enfrentamientos, fuego, muerte, caballos sin jinetes, otros caballos pero con jinetes siniestros, máscaras de gas, granaderos tenebrosos, corretizas, sangre y destrucción.
Y todo esto, presentado de manera intercalada con piezas completas del magno espectáculo que los Metallica andaban dando en el estadio (el mismo que ofrecieron aquí en México), ése que contempló cruces emergentes de la gigante pantalla que igual les sirvió de piso, la inmensa silla eléctrica y el armado de Doris, la estatua de la Justicia que más tardan en completar que en desmoronarla sobre el escenario.
Las transiciones entre la historia y el concierto cumplen y bien con las exigencias de una producción para 3D, igual se aprecian a detalle los aspectos del joven y su extraña misión, que las ejecuciones de James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo, a quienes debemos agradecer que aparezcan en el reparto como “ellos mismos”.
Fuel, Ride The Lightning, …And Justice For All o Enter Sandman sirven para darle el toque poderoso a la narrativa del introspectivo joven que, con su chamarra de mezclilla parchada persiste hasta lograr su objetivo. Pero es con Master of Puppets, Nothing Else Matters y Seek And Destoy que se alcanzan los mejores momentos, no muy lejos de la realidad.
Para quienes estuvieron en algunas de las fechas de esta gira, podrán entender con más exactitud de qué se trataba el accidente del técnico de su equipo que, por una supuesta falla, salió corriendo en el escenario mientras lo atacaban las llamas.
El incidente actuado fue una repetición en cada fecha para dar lugar a esta escena en la que el público denota en sus rostros la incertidumbre por lo que está pasando y se genera entonces, una de las pocas líneas discursivas de toda la película:
-¿Están todos bien?, ¿seguimos tocando?, ¿están vivos?- cuestiona James tras el simulado accidente, a lo que todos responden que “Sí” en gritos convencidos. Entonces se las pone más difícil y les lanza una determinante sentencia: ¿y qué se siente estar vivos?
Through the Never se convierte de esta manera en una sugerencia de respuesta a esa provocadora pregunta. Porque así debe sentirse estar vivos desde la música, con pasión, con prisa, con persistencia, porque eso parece ser la vida, toda una aventura surrealista. Una historia con música en vivo o una secuencia de canciones sonando desde dentro para darle sentido a las cosas. Tú decides desde donde la quieres contemplar.

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