Karina Coss/febrero 2011/Fotografía: MeHaceRuido

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El 26 de octubre del 2007, Jared Leto –actor, cantante, compositor y generador de gritos principalmente femeninos–, hizo levantar la palma derecha de los asistentes a su primera presentación en la Ciudad de México, el propósito fue hacerse una promesa colectiva “pase lo que pase, sean felices, pase lo que pase, luchen”.

El 8 y 9 de febrero del 2011 y en el mismo escenario, –el Vive Cuervo–, los 30 Seconds To Mars volvieron para gritar con voz e instrumentos sus canciones, y si bien Jared no conoce las historias y tragedias personales de sus seguidores, sí pudo llevarse esa impresión, había felicidad, había entrega, estaban cumpliendo su promesa, por lo menos esa noche.

La banda mexicana DaPuntoBeat teloneó ambos shows y un par de días antes publicaron en su cuenta oficial de Twitter el anuncio de su participación con un mensaje parecido a esto: “Emos de anunciarles que tocaremos con 30 Seconds To Mars”.

La alusión a lo “emo” que hace años se adhirió al estilo de los Mars hubiera sobrado si habláramos de su música, sin embargo, ver en la fila a los jovencitos de flecos largos y pantalones entubados no ayudó a quitarles ese estigma. Y esto se agravó cuando las desesperadas almas formadas alrededor del ex Salón 21 comenzaron a portar peluquitas tipo mohicana rosada.

Pero hablamos de su música, y a pesar de lo que los intelectualoides críticos musicales digan, sacaremos a los Mars de lo emo, ¿quién no quiere dejar atrás la sensación de vivir dentro de las letras de The Kill para pasar a la oda a la libertad de Escape?

The Kill, la canción más icónica de la banda nos habla de esa bipolaridad cuando pierdes a quien amas, y no sabes si liberarte o seguir arrastrándote, entonces optas por soltar preguntas al aire ¿y qué si quiero acabar con esto? ¿y qué si quiero rogarte todo lo que me resta de vida? ¿Pues sabes qué?, mejor ven y termina de hacerme pedacitos.

Y aún cuando la tocaron el 8, Jared Leto y compañía ignoraron la petición multitudinaria de incluirla en el setlist del 9 de febrero, incrédulos, todos vieron encenderse las luces que anunciaban el final del concierto ¡sin The Kill!

Pero ¿hacía falta?, el disco que mantiene de gira a los Mars es un grito de lucha “This is War”, y empieza con deseos profundos de escapar del dolor, de los dolores, de liberarse de las garras de un nombre, de nuevos comienzos, de no estar arrepentidos, de confiar en el olvido o en la venganza, destinos, karmas, huracanes y torturas. La vida.

Lo que logra la capacidad histriónica de Leto es eso, convencerte de que aún siendo todos reyes y reinas de nuestras vidas, vivimos entre el cielo y el infierno ¿y qué?, canta, baila, grita, abraza. De todos modos todo se acaba y todo vuelve a comenzar.

Pero los tres Mars también se pusieron de acuerdo para incluir el inter acústico, el momento en que el vocalista se hace del respeto de todos los que dicen que nada más sabe gritar, y así Jared pasa de The Story a From Yesterday y no olvida las canciones inéditas que los seguidores más acérrimos cantan como diciéndole al de al lado “soy tan fan que yo sí me la sé”. Y ya que en complacencias estamos, se avientan su versión de Bad Romance de la Gaga ¿por qué no?

Con una selección musical diferente en ambas presentaciones, la agrupación de Los Ángeles conformada por los hermanos Leto (Jared en la voz y Shannon en la bateria), así como por Tomo Milicevic, –tan extrañamente atractivo como su nombre–, dejaron contentos y muy aplastados a los poco más de tres mil asistentes de cada una de sus presentaciones.

Hubo Guerra ahí dentro, guerra de emociones.

Y como no tengo ganas de respetar las reglas de la buena redacción en el género de la crónica periodística, su servilleta les dice que como bien cantó ese ser que abruma con su perfección física, fue “one night to remember”, porque yo también levanté mi mano hace tres años y yo también quiero cumplir con esa promesa. Aquí dentro también hay guerra.

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